¿Por qué no es lo mismo tomar la fruta entera o en zumo?
¿Fruta entera o zumo? Quizás te hayas planteado alguna vez esta pregunta, que no fruta sí o fruta no, porque aquí la respuesta es clara, fruta sí. La OMS recomienda el consumo de un mínimo de 400 g diarios de frutas y verduras con el fin de prevenir enfermedades crónicas tales como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes tipo 2 o la obesidad.
La fruta se compone de agua, fibra y vitaminas, además de fructosa (azúcares naturales). Tomando la fruta entera aprovecharemos todos sus nutrientes y la fibra, que por su lenta absorción, contribuye a la sensación de saciedad y lo que es más importante, retrasa la absorción de la glucosa (reduciendo el pico glucémico que se produce después de las comidas).
En cuanto a los zumos, en un vaso de zumo concentramos la fructosa de 2 o 3 piezas de fruta, duplicando o triplicando la cantidad de glucosa en una sola bebida, que tomamos en pocos minutos. De esta manera ingerimos rápidamente más calorías que tomando una pieza de fruta entera, que además tomamos más lentamente y masticamos, quitándonos la sensación de hambre.
Conociendo los beneficios que nos aporta la fruta entera, puestos a elegir, prioricemos comer una fruta entera a tomar un zumo.
En cualquier caso, como argumenta el nutricionista Juan Revenga en el artículo la fruta en una dieta saludable, las frutas aportan azúcares, eso es indudable, pero no solo aportan azúcares y los beneficios de su consumo para la salud son numerosos por lo que deben formar parte de una alimentación saludable. Según la OMS:
“El consumo de frutas y verduras variadas garantiza un consumo suficiente de la mayoría de los micronutrientes, de fibra dietética y de una serie de sustancias no nutrientes esenciales y puede ayudar a desplazar los alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares o sal”.
El consumo de frutas y verduras es de especial importancia en la prevención del sobrepeso y la obesidad en niños y niñas grandes afectados por el cambio de hábitos y en los que la incidencia del sobrepeso y obesidad son extremadamente elevados debido principalmente al sedentarismo y el consumo de alimentos no saludables (bebidas azucaradas y alimentos procesados) productos que favorecen el desarrollo de la diabetes tipo 2.