Diabetes, hipertensión y enfermedad renal
La diabetes tipo 2 aumenta el riesgo de graves complicaciones que empeoran la calidad de vida de las personas que la padecen. La enfermedad renal o nefropatía es una de las complicaciones más frecuentes. ¿Cómo podemos prevenirla?
Los riñones actúan como filtros de la sangre eliminando desechos e impurezas de nuestro cuerpo. Unos niveles elevados de glucosa en sangre hacen que los riñones trabajen más y causan daños en los pequeños vasos sanguíneos (capilares) que filtran la sangre.
Cuando este sistema de filtrado falla, los riñones son menos eficientes y se puede ocasionar una insuficiencia renal. Al dejar el riñón de funcionar la persona necesita sustituir su funcionamiento con diálisis – tratamientos regulares para purificar la sangre – o con un trasplante.
Según la Asociación Americana de Diabetes (ADA) hasta el 40% de las personas con diabetes desarrollan enfermedad renal.
Hipertensión e insuficiencia renal
La hipertensión arterial tiene un efecto considerable en la velocidad con la que avanza la enfermedad renal en las personas con diabetes. La presión arterial alta provoca un sobreesfuerzo en el corazón que con el tiempo puede dañar los vasos sanguíneos de todo el cuerpo. Como consecuencia, aumenta el líquido en los vasos sanguíneos, este exceso de líquido hace a su vez que la presión arterial aumente. Un círculo peligroso.
La presión arterial mide la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos. La presión arterial de una persona se considera normal si permanece en 120/80 o menos, lo cual se suele expresar comúnmente como «120 sobre 8».
Principales medidas para reducir la hipertensión:
Para mantener en la sangre unos niveles de tensión regulares se recomienda:
- mantener un peso saludable
- reducir el consumo de sal
- evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco
- seguir una alimentación saludable
- practicar ejercicio (al menos 30 minutos de actividad moderada como caminar, andar en bicicleta o nadar, la mayoría de los días de la semana)
- seguir el tratamiento pautado por el médico
Con un correcto seguimiento del tratamiento médico y los cambios de estilo de vida recomendados –alimentación saludable y ejercicio moderado – muchas personas pueden prevenir o retrasar la aparición de las complicaciones de la diabetes tipo 2.
Conocer tu predisposición genética a la diabetes tipo 2 puede ayudarte prevenir esta patología y evitar muchas complicaciones, incluso las renales.
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