¿Alimentación y diabetes? Mucho más sencillo que lo que te han contado hasta ahora
El control del peso, la calidad de la dieta (antes que la cantidad) y la diversidad de posibles planteamientos dietéticos son claves, ya no solo en el tratamiento, sino también en la posible remisión de la diabetes tipo 2
Por Juan Revenga
Cada vez tenemos las cosas más claras a la hora de qué recomendar, y sobre todo de qué no recomendar, en el abordaje dietético de la prevención y tratamiento de la diabetes tipo 2. Te lo comentamos en este mismo rincón hace poco más de un año cuando publicamos el artículo “No hay una dieta para la diabetes, hay decenas” que venía a resumir las Recomendaciones sobre la terapia nutricional en personas con diabetes de Asociación Americana de Diabetes.
El caso es que en una jornada llevada a cabo por la prestigiosa revista British Medical Journal (titulada genéricamente Food for Thought, algo así como “alimento para el discernimiento”) hubo un artículo dedicado a los enfoques dietéticos y nutricionales para la prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 2.
En él se puso de manifiesto la validez de muchos de las reflexiones que venimos aportando en este canal. Merece la pena dedicar unas líneas a lo que constituye la punta de lanza de lo que se conoce en este terreno, así como a poner de manifiesto cuáles son los principales retos.
Aquí puedes ver la jornada entera «Food for thought»
Los datos siguen siendo demoledores
Parece mentira lo poco concienciada que al menos a mi juicio está la población general sobre la evolución e impacto de la diabetes tipo 2. Estamos siendo testigos, en el panorama mundial, de uno de los mayores problemas de salud pública vividos en las últimas décadas: se estima que la prevalencia de la diabetes tipo 2 aumentará de los 425 millones de pacientes en 2017 a los 629 millones de afectados en el año 2045. Todo ello implicará un importante incremento de las consecuencias en los terrenos sanitario, social y económico.
No existe ninguna duda, absolutamente ninguna, de que el abordaje dietético es una pieza principal en el tratamiento (y prevención) de la diabetes de tipo 2. Sin embargo, la observación de la realidad nos dice que esta es una de las facetas a las que menos atención se dedica por parte de los profesionales sanitarios encargados de tratar con los pacientes con diabetes. Y que cuando esta se realiza, muchas veces se lleva a cabo en condiciones bastantes deficientes: con escasa inversión de tiempo, con recomendaciones poco claras (o con pocas alternativas para el paciente) y muchas veces con recomendaciones dietéticas ancladas en paradigmas propios del siglo pasado. Es decir, con recomendaciones que a día de hoy debieran estar superados en base a la formación de nuevos profesionales y a la actualización de los que tienen ya cierta trayectoria.
A estas dificultades se le añaden las propias circunstancias del paciente al que se le hace especialmente cuesta arriba el asumir un tratamiento dietético crónico o de por vida en ese contexto. Todo ello resulta, en muchas ocasiones, en el abandono de cualquier directriz dietética o en el mejor de los casos en un seguimiento muy a la ligera de las mismas. Algo que tal y como se puede prever tiene un pésimo pronóstico en la evolución de la enfermedad como tal y sus comorbilidades asociadas.
Mensajes clave basados en la evidencia sobre alimentación y diabetes
Con esta justificación es bastante posible que te interese conocer cuáles son los mensajes más actuales en el terreno del consejo dietético en los casos de diabetes tipo 2. Estos son los que el reciente artículo antes comentado puso de relieve:
- Existen diversos enfoques dietéticos, y no uno solo, que podrían ser válidos a la hora de tratar a las personas con diabetes tipo 2.
- Hay dos variables de crucial importancia: la primera es el control del peso que sigue siendo una piedra angular en el control metabólico de la enfermedad. Es decir, tanto para prevenir la diabetes tipo 2 como para mejorar el pronóstico de la misma, se hace especialmente recomendable perder peso. La segunda variable está relacionada con dotar a la dieta de la calidad que se merece.
- En relación con este último punto, el enfoque del asesoramiento dietético debe centrarse en los alimentos y en los patrones de alimentación saludable antes que en los nutrientes. Hablemos por tanto más de lubinas, garbanzos, berenjenas y peras (por poner solo unos pocos ejemplos) y menos de proteínas, hidratos de carbono, grasas, fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales. Tal y como ya hemos defendido anteriormente en este blog.
- En este sentido, la actual evidencia invita a evitar los alimentos procesados, los cereales refinados, las carnes procesadas y las bebidas endulzadas con azúcar y promover el consumo de alimentos integrales, legumbres, verduras y yogur.
- Aun teniendo en cuenta lo poco práctico que resulta el hablar de hidratos de carbono, hay que tener en cuenta que las pruebas con respecto a los beneficios de la tradicional dieta baja en este macronutriente como primera opción ante la diabetes tipo 2 son controvertidas.
- Diversas recomendaciones sostienen que no existe una distribución ideal de las calorías aportadas por los diferentes macronutrientes (carbohidratos, grasas o proteínas) ante la diabetes tipo 2. No obstante, es posible que las dietas bajas en carbohidratos sean especialmente interesantes en el control del peso y en el control de la glucemia. Sea como fuere, antes que la cantidad de los famosos carbohidratos, conviene no perder de vista la calidad de los mismos o, dicho de otra forma, la calidad de los alimentos que los van a aportar.
- El asesoramiento dietético debe ser personalizado, alejado de las pautas estándar tan habituales, de forma que tenga en cuenta los factores personales, culturales y sociales de cada paciente.
Y por último, una de las conclusiones más esperanzadoras de todas es que, en sentido contrario a lo que se ha venido pensando desde que se conoce la diabetes tipo 2, es que esta dolencia no tiene porqué ser una enfermedad crónica y progresiva, sino que existe la posibilidad de que remita en ciertos casos gracias a la intervención dietética (algo de lo que también hablamos con anterioridad en este blog).
Por Juan Revenga, dietista-nutricionista
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