Autogestión alimentaria del riesgo de diabetes tipo 2
Para prevenir la diabetes hay un amplio margen de maniobra. Es una realidad y tú eres el principal actor implicado. Tu estilo de vida y por tanto las decisiones que solo uno mismo puede tomar, son determinantes para reducir en buena medida el riesgo de terminar padeciendo diabetes de tipo 2. Y tu alimentación es una de las decisiones clave.
Me contaba hace unos cuantos años un profesor de fisiopatología, que el riesgo de padecer diabetes se explica muy bien con el símil de los monederos y de las tarjetas de crédito.
Para aquel estupendo profesor todos nacíamos con un determinado “capital” de salud en relación a la diabetes. Unos más y otros menos decía, de forma que las personas más ricas serían aquellas con un riesgo genético más bajo de padecer diabetes 2 y, las más pobres, las que tendrían menos “dinero-de-salud” y por lo tanto mayor riesgo de padecerla desde el punto de vista de la genética. Me explicaba también que en cierta medida era como si a todos se nos diera una tarjeta de crédito para gestionar ese capital; de esta forma, cada vez que se incurría en un exceso alimentario (algo que menoscababa nuestra salud) era como si pasáramos esa tarjeta de crédito por el datáfono, produciéndose el consiguiente cargo en el capital de nuestra salud.
Así, hasta que se agotara nuestro capital. A más excesos, más cargos y también mayor probabilidad entonces de terminar con un “bonito” diagnóstico de diabetes más temprano que tarde. Con un diagnóstico como él decía poco esperanzador… pero también con un monedero. Se refería a un monedero porque ése era el elemento que sustituía a la tarjeta al padecer diabetes. Ni que decir tiene que el monedero contendría siempre un capital mucho menor que la tarjeta y que habría que gestionarlo con mucho más cuidado frente a determinadas elecciones alimentarias, es decir, frente a los excesos.
De esta forma, si alguien con su monedero asignado, es decir, con diabetes, no siguiera las recomendaciones en forma de una alimentación adecuada para su situación, éste se quedaría rápidamente sin “capital de salud” y, por lo tanto, acontecerían con mayor probabilidad crisis más o menos graves (hipoglucemias o hiperglucemias) de muy mal pronóstico inmediato y también otras graves complicaciones a más largo plazo (aunque no tanto) en forma de angiopatías diebéticas.
La lectura de esta bonita analogía, terminaba por rubricar aquel profesor, era que todos deberíamos de comer como un diabético antes de serlo y precisamente para no terminar siéndolo.
Y es que, bien entendido, los más elementales consejos al respecto de qué y cuánto comer dirigidos a la población general son las mismas recomendaciones que se hacen en líneas generales a los pacientes de diabetes de tipo 2 una vez que son diagnosticados. La diferencia, ya lo puedes imaginar, es que aunque la población general pueda permitirse ciertas licencias al margen de esas recomendaciones (tienen aun la tarjeta), los diabéticos, no; éstos solo cuentan con el monedero. No obstante, cuanto más nos desviemos en cantidad y calidad de las recomendaciones dietéticas, mayor será la sombra de la diabetes y por tanto el riesgo de terminar cayendo en ésta… nos quedaremos sin tarjeta y nos darán el monedero.
Tal y como decía y a modo de ejemplo, en este enlace se puede contrastar una de las guías dietéticas más válidas en mi opinión (si no la más) a la hora de dirigir consejos sobre alimentación a la población sana… y compararla con el planteamiento dietético que se hace a los pacientes de diabetes en el momento de construir un escenario dietéticamente adecuado a su situación en este otro enlace
Imágenes: © 2011 Universidad de Harvard. Para más información sobre El Plato para Comer Saludable, por favor visite la Fuente de Nutrición, Departamento de Nutrición, Escuela de Salud Pública de Harvard, http://www.thenutritionsource.org y Publicaciones de Salud de Harvard, health.harvard.edu.
¿Diferencias? Pues y tal y como se puede comprobar fácilmente estas son mínimas, el planteamiento de partida es prácticamente idéntico.
El primero, para la población general, es el conocido como Healthy Eating Plate de la Escuela de Salud Pública de Harvard; y el segundo es el de la Asociación Americana de Diabetes, una de las instituciones más prestigiosas en este tema y que además tiene una sección en español
Sin la intención de ser demasiado reiterativo, creo que es el momento de sacar una serie de mensajes clave para reflexionar:
- Todas las instituciones sanitarias implicadas en la cuestión de la diabetes advierten que la diabetes de tipo 2 es en cierta medida prevenible.
- La alimentación desempeña un papel crucial en esa prevención.
- Las recomendaciones dietéticas para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2 no son otras, no difieren, de aquellas dirigidas a establecer un plan de alimentación equilibrado para la población general.
- O lo que es lo mismo: las indicaciones dietoterapéuticas dirigidas a los pacientes de diabetes tipo 2 son prácticamente idénticas a las que se dirigen a la población general para mantener un adecuado estado de salud en el tiempo.
- Aliméntate como se le aconsejaría comer a un diabético con el fin de no terminar siéndolo. Y ten siempre presente que tu tarjeta tiene un saldo limitado.
Próximamente en este rincón iremos desgranado juntos los detalles de ese patrón de alimentación saludable para que tengas las mejores herramientas prácticas para hacer frente a la diabetes de tipo 2.
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¡Anda, pero si ese podría ser el «plato-tipo» de la Dieta Atkins! Vaya vaya…
Hola manolo_elmas
Al igual que sucede entre un submarino y un cohete espacial (ambos suelen ser de perfil ahusado y carecen de ruedas… por ejemplo) las últimas versiones de lo que se conoce como «Dieta Atkins» y el plato al que hago referencia en el post tienen ciertos puntos de convergencia. Así pues, tampoco conviene caer en la confusión en el terreno dietético. Enumero algunas de las razones:
1º De entrada, lo que actualmente se propone como «Dieta Atkins» tiene bastante poco que ver con su propuesta original que data de principios de los años 70. Este hecho podría llamar al equívoco a aquellos lectores que sin conocerlo pudieran verse tentados de echar mano de cualquiera de las múltiples versiones que de la «Dieta Atkins» existen.
2º Los parecidos a los que te refieres supongo que aluden solo a la última fase de la «Dieta Atkins» actual, siendo que en otras fases anteriores de esta dieta, incluida la actual, las divergencias son claras, incorporando listas de alimentos permitidos, prohibidos, usar medidas por peso y demás que nada tiene que ver con la propuesta del plato de la escuela de salud pública de la Universidad de Harvard.
3º Y es que el planteamiento de la «Dieta Atkins» siempre ha sido el adelgazante, lo que diverge de forma importante con el que yo hablo que es, en esencia, un patrón de recomendaciones saludables dejando a un lado el reclamo (sí, el reclamo) de lo adelgazante.
4º En favor de la «Dieta Atkins» he de decir que es de los pocos planteamientos dietéticos-adelgazantes-comerciales que cuenta con una serie de estudios que apoyan su efectividad, cosa que no sucede en la mayoría de propuestas adelgazantes. Sin embargo y en cualquiera de los casos la «Dieta Atkins» ha tenido tiempo más que de sobra para demostrar sobre el terreno (fuera de los estudios) dicha efectividad, y el caso es que no lo ha conseguido. Me refiero a que si algo se revela como definitivo en una cuestión que preocupa a tantas personas, el adelgazamiento, no harían falta más pruebas que constatar la realidad y darse cuenta que el que quiere adelgazar y seguir un patrón de alimentación saludable ya lo tendría de la mano de la «Dieta Atkins». Pero esto no ha sucedido.
Tal y como se está poniendo de relieve en los últimos años la clave en todas estas cuestiones de adelgazar y alimentarse de forma saludable con éxito reside en la adherencia. No se trata por tanto de recomendar esta o aquella dieta sino de cómo hacer que una persona determinada termine adquiriendo unos hábitos saludables de vida y de por vida… Y son esos hábitos los que propone el plato al que me refiero sin hacer mención a dietas más o menos de moda ni al ritmo de pérdida de peso, sin fases, sin tener que pesar la comida y tampoco sin listas positivas y negativas de alimentos… entre otros detalles.
Un cordial saludo y gracias por tu comentario.