Diabetes guau, diabetes miau
Te ruego que leas atentamente y trates de poner en contexto los siguientes datos. Por muy familiares que te resulten, te sugiero que los leas, con detenimiento, hasta el final:
- La obesidad es una de las principales causas de diabetes.
- A los expertos les preocupa que a medida que la epidemia de obesidad siga avanzando, los casos de diabetes también sigan aumentando.
- Aunque es difícil aportar datos incontrovertibles y precisos, se estima que la diabetes se ha triplicado en los últimos 30 años
- La diabetes es más común en individuos de edad avanzada, aunque también puede hacerse presente durante la gestación o en individuos más jóvenes.
- La diabetes puede conducir a aquellos pacientes diagnosticados a cetoacidosis, cataratas, enfermedad renal, pancreatitis crónica y degeneración nerviosa.
- Los individuos con diabetes suelen requerir un tratamiento de por vida con una dieta especial, una buena pauta de actividad física, tratamiento farmacológico y, en ocasiones, inyecciones diarias de insulina.
Es muy probable que, si no has prestado mucha atención al título del artículo de hoy, o que, si aun no te has tomado el necesario café mañanero que te despierta y aviva el seso, creas que estos datos, que seguro te suenan desde hace tiempo, se refiere a los casos de diabetes en seres humanos. Pero estarías en un error.
Bueno, en realidad no lo estarías, pero el caso es que cada una de estas sentencias se ha entresacado de estudios y páginas especializadas en diabetes, sí, pero en la que afecta a nuestras mascotas, típicamente las más habituales, perros y gatos. Todos los enlaces a las fuentes de la cual se han extraído estas sentencias (adaptadas de forma somera para no desvelar antes de tiempo el “misterio”) son estas: 1, 2, 3, 4, 5 y 6.
¿Asombrado? Yo en absoluto. Cuando hablamos de diabetes nos referimos a una de las llamadas enfermedades no transmisibles (o ENT’s). Es decir, enfermedades que “no se contagian”. ¿O sí se contagian, pero lo hacen de otra forma? Más bien debiéramos decir que no se contagian al estilo típico, ese en el que hay un virus, una bacteria, un parásito o incluso un “vector” (para que me entiendas un vector sería ese mosquito necesario que transmite el parásito que ocasiona el paludismo) que transmita la enfermedad de paciente a paciente. Todo ello a diferencia de lo que ocurre en la etiología de la enfermedad cardiovacular, el cáncer, la enfermedad renal o la propia diabetes. Lo que digo –y no es cosecha propia– es que eso del “contagio” o “no contagio” es algo muy relativo. Ciertamente en las ENT’s no existe ese elemento biológico necesario que pasa de persona en persona -de paciente consolidado a nuevo paciente- pero en muchas ocasiones, tal y como ocurre en el caso de la diabetes, caben muy pocas dudas al respecto de que hay un elemento de contagiosidad: me refiero a los hábitos o estilos de vida. Y si no me crees repasa las conclusiones del siguiente estudio.
Es posible que los perros con diabetes puedan servir como centinela de comportamientos de salud para sus dueños y dueñas
Con una muestra de más de 320.000 propietarios de mascotas entre perros y gatos, se puso de relieve que los dueños de perros diagnosticados con diabetes tenían más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellos otros dueños de perros que no tenían diabetes. Por tanto, sugiere el estudio, es posible que los perros con diabetes puedan servir como centinelas de comportamientos generadores de diabetes que se comparten en un mismo contexto.
A ver, para que me entiendas: si los -malos- estilos de vida favorecen en el mismo sentido el diagnóstico de diabetes tanto en perros como las personas, es normal pensar que en un entorno que afecta por igual a los perros y a sus propietarios, la diabetes pueda ser una enfermedad transmisible en virtud de esos -malos- hábitos.
Ni que decir tiene que al igual que en el caso de los humanos, la posibilidad de desarrollar diabetes entre las mascotas también responde a un escenario multifactorial en el que genética, estilos de vida y factores ambientales tienen la clave.
Nota bene: más allá de la diabetes que pueda afectar a las personas de tu entorno -o a ti mismo- es posible que estés preocupado por la posible diabetes de tu mascota. Por eso, en este enlace, tienes las recomendaciones del último consenso (2018) de la American Animal Hospital Association al respecto de la diabetes en perros y gatos domésticos. Notarás -y este es, en resumen, el mensaje que motiva el origen de este texto- que más allá del posible tratamiento farmacológico o de insulinoterapia, tanto en la diabetes canina, como en la felina (como en tu caso) los cambios en el estilo de vida (alimentación y actividad física) son imprescindibles
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