La lactancia: La importancia de los 1000 primeros días de vida (II)
Los primeros mil días de vida son trascendentales para la salud y para prevenir el desarrollo de la obesidad y la diabetes tipo 2. Dentro de este periodo una segunda fase a tener en cuenta – tras el embarazo – corresponde a los primeros 6 meses desde el nacimiento. En este periodo la alimentación más recomendada por sus beneficios tanto para la madre como para el bebé, es la lactancia materna.
Una vez cortado el cordón umbilical, la alimentación del recién nacido será su única fuente de nutrientes, por donde deberá recibir todo lo que necesita para su crecimiento y desarrollo. Todas las evidencias apuntan a que la mejor opción para alimentar al bebé en esta etapa es la lactancia materna, ofrecida a demanda (en el momento y cantidad que el niño necesite). Cuyos beneficios tanto para la madre como para el bebé la hacen la opción más recomendada.
Beneficios de la lactancia materna para el bebé
La leche materna es un alimento equilibrado, cuya composición se adapta a las necesidades del niño en todas las etapas de su desarrollo físico y neurológico, desde la formación del calostro en los primeros días (más rico en proteínas y con importantes funciones inmunitarias y de adaptación) hasta la leche madura. Incluso dentro de cada toma la composición de la leche materna se adapta a las necesidades digestivas del niño.
La leche materna favorece el desarrollo adecuado del sistema inmunológico, mejorando la protección del niño frente a infecciones comunes en la infancia (infecciones respiratorias, otitis, gastroenteritis, etc.) y también frente a otras enfermedades que afectan al sistema inmunológico, tanto durante la infancia como en la edad adulta. Así, enfermedades como la dermatitis atópica, las alergias, el asma, la enfermedad intestinal y enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1 son menos frecuentes en personas que han recibido lactancia materna (Infant Feeding and Risk of Type 1 Diabetes in Two Large Scandinavian Birth Cohorts).
Estos beneficios están relacionados tanto con la maduración del sistema inmunológico como con el establecimiento de la microbiota (flora) a nivel intestinal, pero también en piel y mucosas, y probablemente están relacionados no sólo con la composición de la leche materna sino también con la evitación de otros alimentos (leche de vaca y alimentación complementaria) en las primeras fases de la vida en que el sistema digestivo e inmunológico aún no son maduros.
Lactancia materna y diabetes:
- Constituye por sí misma un factor de protección contra la obesidad y enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.
- Protege de la obesidad y diabetes tipo 2 a los niños en cuyo embarazo existió diabetes gestacional.
- Reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en mujeres que han sufrido diabetes gestacional.
Además, la lactancia materna es un factor protector contra la muerte súbita y constituye por sí misma un factor de protección contra la obesidad y enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, la dislipemia o el síndrome metabólico. (Beneficios de la lactancia materna y riesgos de no amamantar). También se ha comprobado que la lactancia materna protege específicamente de desarrollar obesidad y diabetes mellitus tipo 2 a los niños en cuyo embarazo existió diabetes gestacional (Postnatal Prevention of Childhood Obesity in Offspring Prenatally Exposed to Gestational Diabetes mellitus: Where Are We Now?).
Respecto a las necesidades nutricionales del niño, la leche materna es deficitaria en vitamina D, por lo que los niños amamantados deben recibir un suplemento de vitamina D, especialmente durante los meses de otoño e invierno, periodo en que disminuye la producción cutánea de vitamina D por exposición a la luz solar. A partir de los 6 meses los depósitos de hierro del niño se reducen, y la leche materna proporciona un aporte insuficiente de este mineral, por lo que se hace necesaria la introducción de alimentos ricos en hierro (principalmente carnes) en la alimentación complementaria.
Beneficios de la lactancia materna para la madre
La lactancia materna ofrece también múltiples beneficios, destacando que favorece la recuperación del peso después del embarazo y la mejora del perfil metabólico tras el mismo, especialmente cuando la ganancia ponderal durante el embarazo ha sido excesiva o existía sobrepeso previo al embarazo. Además, se ha comprobado que la lactancia materna puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en mujeres que han sufrido diabetes gestacional. (Breastfeeding and the maternal risk of type 2 diabetes: a systematic review and dose-response meta-analysis of cohort studies)
La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna siempre que sea posible, manteniéndola de forma exclusiva hasta los 6 meses de vida del bebé, y posteriormente junto a la alimentación complementaria hasta al menos los 2 años de vida.
Alimentación con leche de fórmula
Cuando no sea posible la lactancia materna, será necesario optar por la alimentación con leche de fórmula. En cuyo caso hay que prestar atención a la cuidadosa preparación de los biberones y a reconocer las señales de saciedad del niño para no ofrecerle más alimento del que necesita. En el caso de la lactancia artificial existen más controversias en cuanto al momento ideal de introducción de la alimentación complementaria, aunque se tiende cada vez más a retrasar hasta los 6 meses la introducción de otros alimentos. En el caso de empezar alimentación complementaria antes de los 6 meses se suele comenzar con la introducción de las frutas y de los cereales sin gluten, habitualmente en forma de papillas, y nunca antes de los 4 meses de vida (Complementary Feeding: A Position Paper by the European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition (ESPGHAN) Committee on Nutrition).
Otras recomendaciones de salud
En cuanto a la actividad física, podemos empezar a trabajar con nuestro pequeño la percepción y la coordinación ya desde los primeros días de vida, a través de masajes, y posteriormente juegos y ejercicios de estimulación. Además, una vez recuperada del parto, la madre puede retomar actividad física suave, y durante esos primeros 6 meses la familia puede mantener un estilo de vida activo, con paseos frecuentes, donde opciones como el porteo nos permitirán fomentar la actividad física de nuestro bebé incluso antes de que camine.
Por último, al igual que durante el embarazo y el resto de la infancia, es fundamental evitar la exposición de los recién nacidos al tabaco y otros tóxicos, así que la llegada de un nuevo miembro a la familia es una ocasión estupenda para que las personas que fuman en el entorno familiar se planteen dejarlo, mejorando así su salud y la del bebé.
En resumen, si como padres queréis cuidar el futuro del bebé desde los primeros seis meses de vida: iniciad y mantened lactancia materna a demanda, estimulad su desarrollo y psicomotricidad desde los primeros días y evitad el humo del tabaco. Y por supuesto, aunque esto es otro tema, recordad que las vacunas son esenciales para proteger la salud, solicitad información y vacunad a vuestro hijo.
Santy Conde
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