Nutrición: nuevos estándares 2019 de atención médica para la diabetes
A finales de del año pasado la Asociación Americana de Diabetes publicó una nueva guía actualizada con los estándares para la atención sanitaria en la prevención y tratamiento de la diabetes. Hoy te los acercamos y comentamos las cuestiones nutricionales
Los «Estándares de atención médica para la diabetes» de la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) incluyen las recomendaciones más actuales de práctica clínica. Su objetivo no es otro que abordar todos los componentes de la atención sanitaria de los pacientes con diabetes (y de la prevención de la misma entre la población general) además de señalar las pautas y herramientas para una mejor práctica clínica.
La ADA asume este compromiso al menos anualmente y sus autores realizan una revisión de la evidencia científica sobre estas cuestiones para ofrecer sus recomendaciones en base al conocimiento más actualizado y a partir de la medicina basada en la evidencia. Tienes todo el informe a tu entera disposición en este enlace general. En él encontrarás las actualizaciones sobre todos los aspectos posibles en el abordaje de la diabetes.
De entre todas ellas vamos a comentar y destacar las cuestiones nutricionales dentro del epígrafe de los estilos de vida.
- Atención y promoción de la salud de la población general
- Clasificación y diagnóstico
- Prevención o retraso de la diabetes tipo 2
- Perspectiva sanitaria general y evaluación de las comorbilidades
- Gestión del estilo de vida
- Objetivos relativos a la glucemia
- Nuevas tecnologías y diabetes
- Control de la obesidad en el tratamiento de la diabetes tipo 2
- Control de la glucemia desde la perspectiva farmacológica
- Enfermedad cardiovascular y gestión de los riesgos
- Complicaciones microvasculares y cuidados del pie
- Personas mayores
- Niños y adolescentes
- Diabetes en el embarazo
- Diabetes en la atención hospitalaria
- Diabetes y sociedad
Estándares sobre alimentación en los casos de diabetes
En este documento se reconoce sin ambages que el hecho de cumplir con las cuestiones nutricionales quizá sea una de las mayores dificultades para las personas con diabetes a la hora de seguir su tratamiento. Por esta razón recomiendan que el abordaje nutricional sea individualizado y guiado por un profesional entrenado y especializado en diabetes.
Partiendo de la base de que no hay ninguna evidencia sólida que defina un patrón idóneo y determinado para atribuir a cada macronutriente –proteínas, grasas e hidratos de carbono- un aporte determinado de calorías en el tratamiento dietético de los pacientes con diabetes, se hace un especial hincapié en la individualización. Esto supondría una mayor adhesión a la terapia dietética –verdadero hito en estas cuestiones- al tener en cuenta los gustos de cada paciente: su cultura, religión, tradiciones, posibilidades económicas, etcétera, más allá por su puesto, de los objetivos metabólicos particulares.
Para ello revela a los profesionales de la nutrición, los dietistas-nutricionistas, como aquellos expertos que dentro del equipo de atención integral de las personas con diabetes deberían de asumir el liderazgo de abordar las cuestiones dietéticas (en el escrito se refiere a los ‘registered dietitian’, que es la figura con la que en el entorno norteamericano se identifica a la figura del dietista-nutricionista en nuestro país).
Así, más allá de los alambicados, concretos y predefinidos porcentajes de macronutrientes, sobre los que no hay definición establecida de lo que se considera “ideal”, este documento recomienda centrarse en patrones dietéticos más generales y que han demostrado sus beneficios en diversas publicaciones. En concreto menciona la dieta mediterránea, la dieta DASH (del inglés Aproximación Dietética para Frenar la Hipertensión) y las dietas basadas en alimentos de origen vegetal, como buenos comienzos a la hora de afrontar un adecuado planteamiento dietético en los casos de diabetes.
Cualquiera de estos tres planteamientos serviría de guía para priorizar los patrones dietéticos basados en elecciones alimentarias con una alta concentración de nutrientes entre las que destacarían las verduras y hortalizas, frutas, legumbres, lácteos, alimentos magros ricos en proteína, frutos secos, semillas y alimentos elaborados con cereales integrales.
Mensajes clave (y en ocasiones rompedores)
en la dieta, este trabajo vuelve a dejar claro que no hay una proporción ideal de los mismos que sea de utilidad para todo el mundo.
Sobre la presencia de los hidratos de carbono, el índice y la carga glucémica de los alimentos en la dieta, afirma que hasta la fecha los estudios revelan unos resultados muy variados y que no se puede por tanto emitir una recomendación concreta. No obstante, también menciona que las dietas bajas en hidratos de carbono (que cuentan con variadas definiciones) parecen proporcionar ciertos beneficios en los casos de diabetes tipo 2 y prediabetes. No obstante, este tipo de dietas podrían estar contraindicadas en mujeres gestantes, durante la lactancia, enfermos renales y pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, además de observarse con mucha precaución en pacientes que estén en tratamiento farmacológico con inhibidores de la SLGT2 (una clase de antidiabéticos orales).
Al respecto de la cantidad de proteínas, tampoco existe evidencia para mencionar una cantidad o un rango concreto de proteínas en el tratamiento dietético de la diabetes. Ahora bien, en los casos que exista además nefropatía diabética, se recomienda no superar la cantidad de 0,8g de proteína por kilo de peso corporal y día.
La cantidad óptima de grasas en la dieta del paciente diabético también es controvertida o poco clara, siendo más importante fijarse en la naturaleza de dichas grasas (su perfil de ácidos grasos) o lo que es lo mismo, en las elecciones alimentarias, con alimentos ricos en ácidos grasos mono y poliinsaturados. Obtenidos, se insiste, a partir de alimentos, no de suplementos.
Sobre la cantidad de sodio en la dieta de los pacientes diabéticos la recomendación es exactamente la misma que para la población no diabética: no superar la cantidad de 2.300 mg al día (equivalente a unos 5,8 gramos de sal). Es más, incluso a los pacientes con hipertensión no se les deberían pautar reducciones por debajo de 1.500 mg de sodio al día (3,8 gramos de sal) ya que estas estrategias terminan en una escasa aceptabilidad por parte de los pacientes.
Este trabajo desalienta el uso de vitaminas, minerales, antioxidantes o preparados herbales (por ejemplo de canela, cúrcuma, etcétera) en los pacientes con diabetes y con la finalidad que sea, habida cuenta de la ausencia de evidencia sobre su eficacia y las lagunas sobre sus seguridad en su uso a largo plazo.
Al respecto del consumo de bebidas alcohólicas, la ADA reconoce ciertos riesgos en el paciente diabético relacionados tanto con la hipoglucemia, como con la hiperglucemia y el aumento de peso. En este sentido, si el paciente diabético decide beber, las recomendaciones son las mismas que para la población general: no superar la cantidad de 2 bebidas al día en el caso de los hombres y 1 en el de las mujeres (nota: en este trabajo “1 bebida” es igual a 350 mL de cerveza; a 150 mL de vino; o a 44 mL de cualquier bebida destilada).
Los edulcorantes acalóricos también son centro de atención, y si bien menciona que su uso puede ser una mejor opción frete a aquellos alimentos homólogos con azúcares (o miel, o siropes) la ADA recomienda mejorar las elecciones y optar por alimentos y bebidas que no sean susceptibles de estar azucarados ni edulcorados. Tal y como ya mencionamos en dos artículos anteriores de este blog (este y este otro) algunos artículos han puesto de relieve un mayor riesgo de ganancia de peso con el uso de edulcorantes a partir de ciertos modelos fisiológicos.
Mi resumen
Después de tanta información toca hacer un súper resumen, al menos desde mi perspectiva. Tras la lectura de este interesante y actualizado documento, cada vez me parece más claro que:
- Si una de las mayores dificultades de los pacientes con diabetes es precisamente “cumplir” con las recomendaciones dietéticas, la individualización de estas recomendaciones es una pieza fundamental para alcanzar la necesaria adhesión.
- Sabiendo además que no hay una dieta única para el paciente con diabetes que sirva de forma universal para todos ellos. Hay tantas como pacientes.
Al final, el “come como un diabético para no llegar a serlo” (en la mayor parte de los casos de diabetes tipo 2) ha de ser nuestro lema, tanto para prevenir como para tratar los casos de diabetes cuando estos se presenten.
Latest posts by Juan Revenga (see all)
- La obesidad clasificada como enfermedad crónica - 13 octubre, 2022
- La declaración de San Vicente sobre la diabetes - 28 septiembre, 2022
- Diabetes guau, diabetes miau - 1 septiembre, 2021
Muchas gracias por el resumen Juan. Soy coach y experta en hábitos saludables y también soy diabética tipo 1 desde hace 20 años. Sinceramente, no entiendo la reticencia tan grande a recomendar dietas bajas en hidratos a los diabéticos. Solo falta mirar tu glucómetro para entenderlo. Los cereales y tubérculos, no son imprescindibles para llevar una alimentación saludable. Pedirle a un diabético que base su alimentación en esto que nuestro cuerpo no puede gestionar, como se viene haciendo, no parece que tenga mucho sentido. Y naturalmente se tiene que individualizar porqué la adherencia es la clave. 🙂