¿Cómo he de comer ahora que tengo diabetes?
Las últimas recomendaciones de la American Diabetes Association (ADA) sobre terapia nutricional en diabetes ofrecen un destilado sobre muchas de las recomendaciones que, sin recibir habitualmente la atención que merecen en consulta, preocupan a pacientes, profesionales sanitarios y familias con diabetes
Probablemente sea una de las preguntas que más habitualmente se repiten por parte de los pacientes tras haber recibido el diagnóstico de diabetes: ¿cómo he de comer ahora que tengo diabetes? Es decir, a los pacientes les preocupa la importancia que tienen sus hábitos alimentarios en el control y evolución de su enfermedad; una preocupación que por supuesto suele alcanzar también a los profesionales sanitarios que los atienden.
De forma paradójica con respecto a aquello que sería esperable, los datos indican que la mayoría de las personas con diabetes no reciben una educación formal en relación a las cuestiones nutricionales. Y que, además, y de nuevo en sentido contrario a aquello que sería esperable, la investigación médica actual en lo que respecta a la terapia nutricional está muy por detrás de los recursos que se dedican a otras áreas de investigación sobre la diabetes.
En este contexto poco esperanzador, son de agradecer todas aquellas iniciativas que resuman de forma clara y concisa todos los aspectos que habitualmente son motivo de duda o controversia en el terreno dietético a la hora de abordar las recomendaciones en diabetes. Muy en especial cuando están basadas en la evidencia científica y forman parte de un consenso de profesionales especializados. Tal es el caso del reciente documento Nutrition Therapy for Adults With Diabetes or Prediabetes: A Consensus Report (Intervención nutricional en adultos con diabetes y prediabetes: un documento de consenso) de la Asociación Americana de Diabetes (ADA). En él se dan las claves, o al menos las que mejor se pueden dar con el conocimiento actual, sobre temas candentes en los que la controversia y los dimes y diretes están a la orden del día, incuso en la práctica médica. Una de las interesantes novedades de este consenso con respecto a otros documentos de este tipo, es que no solo refiere a recomendaciones en los casos de diabetes ya diagnosticados, sino que también se ofrecen consejos para los casos de prediabetes.
Aunque el documento incluye al principio de cada epígrafe un resumen de las recomendaciones, posteriormente se desarrollan, explican y justifican de forma detallada. Como la obra en sí tiene una extensión considerable veamos algunas de las recomendaciones que pueden resultar más interesantes o llamativas.
Los objetivos de la terapia nutricional:
- Promover y apoyar patrones de alimentación saludable, haciendo hincapié tanto en la variedad de alimentos saludables como en sus proporciones en para mejorar la salud general y en concreto para:
- Mejorar los niveles de hemoglobina glucosilada, la presión arterial y la colesterolemia.
- Lograr y mantener objetivos de peso corporal.
- Retrasar o prevenir las complicaciones de la diabetes.
- Abordar las necesidades nutricionales individuales basadas en las preferencias personales y culturales, favorecer el conocimiento de opciones saludables, apoyar la voluntad y la capacidad de realizar cambios en el comportamiento, así como dar a conocer las barreras que se suelen presentar.
- Mantener el placer de comer proporcionando mensajes positivos sobre las elecciones adecuadas de alimentos.
- Proporcionar al individuo con diabetes herramientas prácticas para la planificación diaria de las comidas.
La eficacia de la intervención nutricional en diabetes
A través de diversos estudios se ha documentado la rentabilidad de las intervenciones en los estilos de vida, incluidos los hábitos dietéticos, tanto en la prevención como en el manejo de la diabetes.
La educación nutricional centrada en la diabetes debe ser proporcionada por un dietista-nutricionista (D-N), preferiblemente por aquellos que tengan un conocimiento y experiencia exhaustivos en el cuidado de la diabetes. [Nota: téngase en cuenta que este documento es norteamericano. En España apenas hay D-N en el sistema sanitario público, por lo que esta intervención -a día de hoy- solo puede hacerse en la medida que el paciente se tome el interés en acudir a un profesional privado].
Sobre las proporciones adecuadas de macronutritientes
Tal y como ya comentamos en post anteriores, este documento sostiene que la evidencia sugiere que no hay un porcentaje ideal de calorías provenientes de carbohidratos, proteínas y grasas que pueda generalizarse para aquellas personas con o en riesgo de diabetes; por lo tanto, la distribución de macronutrientes debe basarse en una evaluación individualizada de los patrones de alimentación actuales, las preferencias y los objetivos metabólicos.
La estrategia para lograr los objetivos glucémicos debe incluir:
- La evaluación previa de la ingesta dietética
- La orientación individualizada sobre la ingesta de carbohidratos para optimizar el horario de las comidas y la elección de los alimentos, de forma que se coordinen esta clase de consejos con la pauta de medicación y la práctica de actividad física.
- Tanto en los pacientes con diabetes como en aquellos en situación de prediabetes, se debe recomendar el consumo de alimentos ricos en fibra de la misma forma que se recomienda a la población general, preferiblemente a través de alimentos reales tales como verduras, hortalizas, legumbres, frutas y cereales integrales […].
Sobre distintos patrones dietéticos
Existe una amplia variedad de patrones de alimentación (dietas) que serían aceptables para el manejo de la diabetes. Mientras no hay una evidencia que ponga de relieve un patrón frente a otro los profesionales sanitarios deben centrar sus consejos en características comunes que se muestran beneficiosas:
- Hacer énfasis en la presencia diaria de verduras y hortalizas que no sean ricas en almidón, como por ejemplo: acelga, espinacas, lechuga, rábanos, berenjena, calabacín, judía verde, etcétera.
- Reducir tanto como sea posible (cuanto menos mejor) la presencia de alimentos con azúcares añadidos y los cereales refinados.
- Preferir los alimentos integrales y “naturales” en lugar de alimentos ultraprocesados
Reducir la ingesta total de carbohidratos es la medida que cuenta con la mayor de las evidencias para mejorar la glucemia, y que además puede aplicarse en el marco de una amplia variedad de patrones dietéticos.
Para aquellos pacientes en los que sea complicado cumplir con los objetivos glucémicos, la reducción hasta niveles bajos o muy bajos de carbohidratos es un enfoque viable.
Las calorías de la dieta y la reducción del peso
Para apoyar la pérdida de peso y mejorar los valores de hemoglobina glicosilada, los factores de riesgo de ECV y la calidad de vida en adultos con sobrepeso/obesidad, la estrategia dietética debe incluir un plan individualizado de forma que se promueva un déficit de energía con la ayuda de una mejora de la actividad física.
Para aquellos pacientes con diabetes tipo 2 que no están tomando insulina se puede considerar un enfoque más simple y efectivo para el control de la glucemia y del peso basado en el tamaño de las porciones y en una alimentación saludable.
En la diabetes tipo 2, se recomienda una pérdida de peso del 5% para lograr un beneficio clínico. No obstante, el objetivo más ambicioso con el fin de obtener resultados óptimos está en pérdidas del 15% o más. En los casos de prediabetes, el objetivo ha de fijarse en pérdidas de entre el 7 y el 10% para prevenir la progresión hacia la diabetes tipo 2.
Las personas con prediabetes pero con un peso dentro de los márgenes considerados como saludables deben ser animadas a realizar mejoras en su estilo de vida incluyendo ejercicios aeróbicos y de resistencia, además de un plan de alimentación saludable, como por ejemplo un plan de alimentación de estilo mediterráneo.
Sobre el consumo de edulcorantes
Cuando se usen sustitutos del azúcar para reducir la ingesta total de calorías y azúcares, se debe aconsejar a los pacientes que eviten compensar esa sustitución con la ingesta de calorías adicionales a partir de otras fuentes de alimentos. Es decir, de poco o nada sirve sustituir un refresco de cola tradicional por uno light y acompañarlo de un aperitivo salado tipo patatas fritas.
Sobre el consumo de bebidas alcohólicas
Se recomienda a aquellos pacientes con diabetes o prediabetes que beban alcohol que lo hagan con moderación (una bebida o menos por día para mujeres y dos bebidas o menos por día para hombres adultos).
También se recomienda educar a las personas con diabetes sobre los signos, síntomas y el autocontrol de la hipoglucemia tardía después de beber alcohol, especialmente cuando se usa insulina o secretagogos de insulina. Se debe enfatizar la importancia de controlar la glucosa después de tomar bebidas alcohólicas para reducir el riesgo de hipoglucemia.
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