Las 10 cuestiones que más nos preocupan sobre la diabetes tipo 2
A pesar del actual conocimiento sobre el tema, hay varios sectores que demandan respuestas. Te contamos cuáles son las principales a juicio de los principales actores implicados: pacientes, familiares, investigadores y sanitarios.
Pareciera que más allá de la dificultades de implementar medidas concretas para los pacientes con diabetes de tipo 2 (las principales por cuestiones de precio) las cuestiones teóricas sobre lo que es mejor hacer en cada caso estarían bastante claras. Pero no es así. A pesar del impresionante crecimiento del conocimiento sobre esta enfermedad en los últimos años (recordemos que a fin de cuentas hasta finales del siglo XIX ni tan siquiera se tenía idea de la implicación del páncreas en el asunto) son muchos los retos a los que aun se enfrenta la comunidad científica centrados en sus causas, en la prevención y en el tratamiento. Y así lo ha puesto de relieve una reciente publicación en la revista The Lancet fruto de la relación entre la principal asociación para la lucha contra la diabetes en el Reino Unido (Diabetes UK) y la James Lind Alliance.
En estas 10 preguntas se ponen de relieve las principales inquietudes e incertidumbres de más de 2.500 personas afectadas de diabetes tipo 2 (el grueso de todas las personas encuestadas) de sus cuidadores y de los profesionales de la salud cuando, a modo de resumen, se les preguntó cuáles serían las cuestiones que les gustaría ver respondidas en un futuro próximo por la ciencia en relación con su enfermedad. Todas las preguntas fueron al final sintetizadas y agrupadas en estas 10 cuestiones:
1. ¿Se puede curar o revertir la diabetes tipo 2, cuál es la mejor manera de lograrlo y si existe un punto de no retorno superado el cuál la enfermedad es irreversible?
Esta pregunta, entronca de forma directa con el post anteriormente publicado en este canal (Nuevas esperanzas en la curación de la diabetes tipo 2) al respecto de las investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Newcastle.
2. ¿Cómo identificamos a las personas con alto riesgo de diabetes tipo 2 y ayudamos a prevenir que la enfermedad se desarrolle?
Y, en este caso, es dónde las nuevas herramientas basadas en la genética y en manos de los profesionales adecuados podrían suponer un avance significativo sin hacer de menos otras herramientas de cribado más tradicionales y de las que hablamos al principio de mi andadura en este canal con el post “Findrisk: ocho preguntas para conocer mi riesgo a padecer diabetes tipo 2”.
3. ¿Cuál es la mejor manera de alentar a las personas con diabetes tipo 2, sean quienes sean y vivan donde vivan, para que sean ellos los que verdaderos gestores de su enfermedad, y cómo se debe administrar?
Esta es la madre del cordero, el llegar a concienciar a los enfermos y su entorno de la importancia de la diabetes. Tristemente, son relativamente habituales los casos en los que los pacientes, una vez diagnosticados se conforman con el tratamiento farmacológico, relegando a un segundo plano los autocuidados cuando, este aspecto, en sentido contrario, habría de ser la primera e ineludible estrategia de su tratamiento. Una cuestión cuando se hablo en su día de los aspectos dietéticos de la autogestión de la diabetes tipo 2.
4. ¿Cómo influyen el estrés y la ansiedad en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y si el mantener un adecuado estado mental podría tener un efecto positivo en la evolución de la enfermedad?
Sin duda alguna, la respuesta que nos pide el cuerpo a botepronto es afirmativa, pero es necesario conocer la magnitud de esos beneficios y poder, llegado el caso, utilizar esos datos para incentivar y motivar a los pacientes y su entorno.
5. ¿Cómo se puede apoyar a las personas con diabetes tipo 2 para hacer cambios en el estilo de vida que les ayuden a controlar su afección, cuánto de efectivos son esos cambios en el estilo de vida y cuáles son los principales impedimentos para llevarlos a cabo?
Está claro que se trata de una serie de dudas encaminadas a conocer las causas que dificultan e incluso impiden la puesta en práctica de una de las principales (por no decir la principal) estrategias de tratamiento: los cambios en los estilos de vida.
6. ¿Por qué la diabetes tipo 2 empeora progresivamente con el tiempo? ¿Cuál es la forma más efectiva de reducir o prevenir la progresión y cómo se puede medir mejor?
Dudas enmarcadas en la preocupación por la evolución de la diabetes de tipo 2 y que a pesar de figurar entre esta selección de dudas (recordemos que la mayor parte de las respuestas al cuestionario las ofrecieron los pacientes) ya tienen a día de hoy una respuesta relativamente acertada. Está bastante bien determinado que, más allá de la predisposición genética, el mantener aquellos hábitos de vida que facilitaron la aparición de la diabetes de tipo 2 es uno de los elementos que peor pronóstico ofrece de cara a la progresión de la enfermedad.
7. ¿Debería usarse la dieta y el ejercicio como una alternativa a los medicamentos para el tratamiento de la diabetes tipo 2, o junto a ellos?
Evidentemente se trata, de nuevo, de una serie de preocupaciones que afectan al colectivo de enfermos y de su entorno y no tanto (quiero entender) a los profesionales de la salud. Y es que será cada caso el que determine la necesidad de aplicar un tratamiento farmacológico sin olvidar que, en todos los casos, absolutamente en todos, los cambios hacia una alimentación más adecuada y una conveniente pauta de actividad física son necesarios. Nunca el uso de medicamentos sustituirá la adecuación de una mejor dieta y ejercicio y llegado el caso, tampoco a la inversa.
8. ¿Qué causa el daño a los nervios en las personas con diabetes tipo 2, a quién afecta más, cómo podemos aumentar su conocimiento y cómo se puede prevenir y tratar mejor?
Es frecuente que la comunidad de personas con diabetes tipo 2 se muestre escéptica hasta cierto punto por el riesgo de padecer ciertas comorbilidades intrínsecamente asociadas al diagnóstico de la diabetes. Y es que el riesgo tanto de macro como de microangiopatías está bastante bien descrito. me refiero a las frecuentes afectaciones en la circulación de grandes vasos que con no poca frecuencia acaban en amputaciones habitualmente en las extremidades inferiores (dedos del pie, pie, pierna…). También me refiero a las nefropatías que en último caso termina en una insuficiencia renal, así como a las retinopatías, que pueden acabar en pérdida de la visión; por no hablar de las complicaciones coronarias y el compromiso de la función cardiaca. No es de extrañar para nada que los pacientes se vean especialmente interesados por el control de estas complicaciones. Lo que denota la importancia, de nuevo, de una adecuada educación diabetológica.
9. ¿Cómo se puede utilizar mejor el apoyo psicológico o social para ayudar a las personas con diabetes tipo 2 o en riesgo de diabetes tipo 2, y cómo se debe usar teniendo en cuenta las necesidades individuales?
Lo que pone de relieve aquello de que no existe una sola diabetes sino (tristemente) millones de ellas, tantas como pacientes. La clave en relación a este tipo de preguntas reside en interesarse en las herramientas de orden psicológico que se deberían aplicar en virtud de la variabilidad personal.
10. ¿Qué papel tienen las grasas, los carbohidratos y las proteínas en el tratamiento de la diabetes tipo 2, y existen riesgos y beneficios asociados con enfoques particulares?
En esta ocasión, las dudas y necesidad de respuestas me las imagino tanto desde el colectivo de enfermos como en el caso de los profesionales de la salud, ya que aunque tradicionalmente se ha prestado mucha atención a la composición en macronutrientes, a día de hoy parece que esa importancia es relativa y obedece más a un enfoque erróneo de las circunstancias. Te lo conté en esta entrada “No hay una dieta para la diabetes, hay decenas”, pero que duda cabe que se necesitan más investigaciones para tratar de perfilar mejor el asunto de la composición dietética… o para confirmar que no es de entrada un tema relevante y que con lo que sabemos es más que suficiente.
Importantes retos que la comunidad científica, los cuidadores, los propios pacientes y su entorno tienen por delante. Pero no olvidemos que para muchas de estas preguntas ya hay respuestas bastantes adecuadas a disposición de los pacientes y sus cuidadores. Lo que habría que hacer es escucharlas e implementarlas.
Por Juan Revenga, dietista-nutricionista
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