¿Son las meriendas de nuestros hijos saludables? El azúcar en jugos y bebibles infantiles
Vivimos de espaldas a la diabetes tipo 2, una enfermedad que amenaza a nuestra salud y la de nuestros hijos. Nuestros hábitos alimenticios han sufrido un cambio tal, que si piensas en las meriendas de tu infancia y las comparas con las de niños y niñas de hoy, te darás cuenta de que la variedad de productos destinados al público infantil se ha diversificado y – lo que es más preocupante – e incorporado de tal manera a su alimentación que jugos, galletas o bebibles se han convertido en imprescindibles en sus desayunos y meriendas. ¿Qué influencia tiene el consumo de estos productos sobre la salud de nuestros hijos e hijas? ¿Son necesarios? ¿Hay alternativas más saludables para ofrecerles?
Cada vez vamos teniendo más claro que los refrescos tienen un altísimo contenido en azúcar, pero, ¿y los jugos y bebibles? ¿Cuál es nuestra percepción del contenido de azúcar que tienen estos?
El azúcar está presente en muchos de los alimentos procesados que podemos adquirir en los supermercados. “La industria alimentaria crea la expectativa de que todo debe ser dulce, incluso el pan”, cuenta Michael Moss en una entrevista en la que analiza su libro “Adictos a la comida basura”. Esto ha hecho que se produzca un cambio en nuestra percepción de los alimentos, muchos de ellos deben ser dulces para identificarlos con el concepto que tenemos de ese alimento. Siendo así que el pan lleva azúcar, el yogur puede tener tanto azúcar como el helado o hasta las salsas para pasta tienen el mismo contenido de azúcar que un par de galletas de chocolate.
Nuestro paladar se ha acostumbrado a estos sabores y las generaciones más jóvenes más aún si cabe. De un estudio realizado en más de doscientos jugos envasados y batidos de frutas destinados al público infantil se desprende que los jugos infantiles tienen un nivel de azúcar inaceptablemente alto.
Los autores de este trabajo, realizado en jugos y batidos comercializados en supermercados de Reino Unido, advierten de que estos suponen un riesgo para la salud por su alto contenido en azúcares y lo que es más preocupante, la mayor parte de padres y madres creen que los jugos aportan nutrientes y son beneficiosos para sus hijos.
- Jugos y batidos de frutas infantiles tienen igual o mayor cantidad de azúcar que los refrescos.
- El 42% de todas estas bebidas contenían una cantidad de azúcares que iguala o supera la cantidad total que los niños de entre 4 y 6 años deben consumir a lo largo de un día.
- La mayor parte de los padres creen que aunque los refrescos azucarados no son beneficiosos, los jugos aportan importantes nutrientes.
- Los científicos indican que la fruta debe ser consumida en su forma original, no como jugo.
- Jugos y batidos NO sustituyen a una de las cinco piezas de fruta.
Recomendaciones de la OMS
“Una persona puede consumir al día sin saberlo 132 gramos de azúcar añadido en alimentos procesados, esto supone un 164% más de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud”.
Un dato alarmante procedente del interesante reportaje de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) “Azúcar: el ingrediente que la industria oculta” (ver video aquí), que afirma que la OMS recomienda no consumir más de 50 gramos de azúcar al día (el equivalente a 8 terrones o 12 cucharillas). La OMS recomienda reducir a la mitad esta cantidad (25 gramos) para conseguir una mejor salud. Una sola lata de refresco duplica esta recomendación diaria.
Ofrecer alternativas saludables
Teniendo en cuenta estos datos deberíamos optar por evitar la comodidad en favor de la salud de nuestros hijos y:
- Ofrecerles siempre agua.
- Consumir productos frescos, frutas, verduras y legumbres.
- Optar siempre por la fruta entera en lugar de jugos y escoger yogures naturales (sin sabores ni aditivos).
- Cocinar nuestros alimentos.
- Prepararles opciones de almuerzos y meriendas saludables.
- Cuando escojamos alimentos procesados, tener muy presente las altas cantidades de azúcar que contienen y consultar la información nutricional de las etiquetas.
Niños y niñas aprenden por imitación, cuantos más productos saludables estén a su alcance más sano se alimentarán y menos esfuerzo les supondrá evitar alimentos no saludables. Si nos esforzamos en ser su mejor ejemplo estaremos creando un hábito de alimentación saludable desde la infancia.